Neptuno en Aries: Autopista al .... Corazón del Cosmos

por Rosana Cueto Merayo

Neptuno en Aries
Los Caballos de Neptuno
Fuente: Walter Crane, dominio público, vía Wikimedia Commons; editado por Astrodienst

Ha llegado el momento... Y Neptuno está realizando el primero de tres golpes de varita sobre el 0º Aries en un tránsito mágico, que se completará a finales de enero de 2026. Parece que podríamos tomar literalmente la "autopista al infierno", al confundir la divinidad con nuestra necesidad de velocidad... Pero, de forma alternativa, podríamos también proponernos sentir nuestro camino hacia el Corazón del Cosmos, ese misterioso punto centrípeto alrededor del cual gira todo lo demás - también en nuestra carta natal.

Podría ser arrogante tratar de predecir lo que Neptuno va a hacer en los 14 años venideros. Una forma muy útil de tratar con el misticismo neptuniano es a través del silencio. Sin embargo, puesto que este artículo utiliza la palabra escrita como vehículo, ofreceré algunas pistas para conseguir más claridad en nuestras vidas durante este tiempo. Esto incluye alguna advertencia que otra acerca de lo que a las deidades del agua no les gustaría que hiciésemos, a no ser que queramos invocar su ira.

En este viaje nos conectaremos con el Corazón del Cosmos, que es también nuestro corazón personal, mientras escuchamos música estimulante y edificante de "aquí abajo", la Tierra. Simultáneamente, conectaremos con la armonía de las esferas sagradas superiores. Con este fin, mi referencia velada al icónico tema de AC/DC en el título está diseñada para jugar una especie de truco en la mente del lector.

Así que, por un lado, el título evocará la aclamada melodía de la banda de heavy metal que fue puesta en el punto de mira por los más conservadores y/o de orientación religiosa por, supuestamente, difundir mensajes satánicos. El tema, pegadizo y motivador, se convirtió en un himno de rebeldía y libertad durante generaciones. Sin embargo, también puso de manifiesto los peligros del escapismo, de vivir al límite y de entregarse temerariamente a los impulsos del momento, tal y como Aries, supuestamente de nuevo, instiga a hacer. Los metales básicos, si se manejan desprovistos de la delicadeza de la intuición y la calidez de los valores personales, pueden ser letales, y Neptuno tiende a provocar tanto lo mejor, como así también lo peor, de la naturaleza humana.

En un segundo nivel, el título vincula el nombre de la banda, AC/DC, con mi intención personal de abogar por una apreciación más rica y versátil del signo de Aries, que regenere nuestras vidas y haga de este mundo un lugar mejor.

Voy a presentar algunos de los contenidos de este crisol examinando la carta natal de una personalidad notoria nacida a finales del siglo XV, que también experimentó el tránsito de Neptuno en Aries. Por varias razones, este horóscopo, aunque es de hace 500 años, parece estar de rabiosa actualidad.

El abismo que supone un polo femenino "desaparecido”

Quien lucha contra monstruos debe procurar, en el proceso, no convertirse en monstruo. Y cuando miras mucho tiempo al abismo, el abismo también mira dentro de ti.
Nietzsche

Salem trials chart
Carta natal de Henry VIII
Fuente: Astrodatabank


Henry VIII
Fuente: Hans Holbein el Joven, dominio público, vía Wikimedia Commons

En la imagen, el horóscopo natal de Enrique VIII, rey de Inglaterra entre 1509 y 1547, famoso por sus seis matrimonios y por haber ejercido el poder más absolutista de entre todos los monarcas ingleses. Precedida por la reputación cruel y sanguinaria del rey, esta carta natal puede verse como un emblema de la pulsión de autoconservación llevada al extremo, con el protagonismo también de los misterios de una Casa VII "vacía", regida por Neptuno en Sagitario. Por lo tanto, no sólo los caballos de Neptuno están definitivamente en casa, sino que la visión astrológica más tradicional de una actividad matrimonial bien agitada parece estar en sí misma cuestionada.

De hecho, varios factores parecen haber guiado la tumultuosa trayectoria vital del monarca, sembrada de adversarios. Algunos de estos indicadores son más evidentes, como la ubicación de la Luna de Aries en la Casa VIII, con su regente Marte en la Casa I como ápice de la cuadratura en T, haciendo que las preocupaciones por la guerra y la conquista, la competición y las emociones al límite, unidas a una enorme energía física y sexual, primaran sobre todo lo demás. La vida parecía pender de un hilo en la corte y entre sus súbditos, que estaban a merced de los impulsos y los apetitos irrefrenables del rey, a los que sólo pondría freno finalmente una punta de lanza mientras montaba a caballo en una justa.

Neptuno entró en Aries durante el reinado de Enrique, mientras éste vivía su oposición a Urano, concretamente en mayo de 1533, el mismo año en que anuló su matrimonio con Catalina de Aragón, y marzo de 1534. Aunque fue mayormente eclipsada, parece que la reina era una guerrera valiente, una mujer de liderazgo y valores inquebrantables, lo cual su autócrata marido debió percibir como una auténtica amenaza.

Por otro lado, cualquier planeta exterior cerniéndose sobre el Punto Vernal supone un acontecimiento muy significativo, que cada individuo puede sentir en cada rincón de su ser, más o menos conscientemente. La tierra bajo nuestros pies tiembla, porque el señor que gobierna las aguas del inframundo -las aguas que corren profundamente bajo todas las capas de la tierra- emerge de entre bastidores y hace sentir su presencia a la vista de todos. Se trata de una experiencia arquetípica extraordinariamente poderosa, tan vívidamente representada en la imaginería mitológica de los antiguos, y que necesariamente agita la zona más reptiliana de nuestros cerebros humanos.

Explorando los mitos tanto de los dioses del mar como de las deidades de las Madres del Agua, empezamos a comprender las implicaciones de Neptuno atravesando el Punto Vernal, y su impacto en nuestra vida emocional personal y en nuestro anhelo colectivo de redención. En términos arquetípicos, el grado Cero de Aries desencadena un deseo de hacer tabula rasa, que a menudo nos lleva a ignorar lo que dejamos atrás y el precio que inevitablemente debemos pagar para empezar de nuevo, un coste que, por mucho tiempo que se descuide, habrá que afrontar en algún momento.

Volviendo al horóscopo que nos ocupa, hay en él indicadores más sutiles, aunque no menos decisivos, del predicamento de Aries. Entre ellos, la lucha encarnizada y la cualidad impulsora del instinto tribal de supervivencia y preservación de los Tudor, que se le transmitió a través de la línea de sangre y salpicó a casi todo el mundo a su alrededor, pues sólo unos pocos lograron escapar a la sombra proyectada por las sospechas crecientes del rey. Uno de estos indicadores más sutiles lo pone de manifiesto el ascendente en Virgo, que en mi opinión opera en modo "hipofunción", revelando así un profundo temor al rechazo social, y un miedo a la soledad, al aislamiento y a "no pertenecer", acentuado por la condición de su regente, Mercurio. En general, el Ascendente en Virgo tiende a conjurar cuestiones de servicio, humildad - sea de la mano, o no, de la humillación- y el dominio de recursos tales como el tiempo, con las que quizás el nativo tenga que lidiar durante gran parte de su vida.

Los expertos en la materia describen el miedo como una emoción negativa de corta duración, que nos sumerge en un modo de alerta intensificada como reacción a una amenaza percibida. Puede ser un estado más pasajero, o un rasgo que se hace crónico, ya que algunas personas son más propensas al miedo que otras. Y como es una emoción tan rápida, la reacción fisiológica puede producirse incluso antes de que sepamos que tenemos miedo. Por lo tanto, el miedo es, al igual que el preeminente don de Aries de la intuición, una respuesta pre-cognitiva la mayoría de las veces.

Como astrólogos, tendemos a mirar a Saturno como indicador por excelencia del miedo y, en este caso, su oposición a Mercurio en Leo en la 11ª parece revelar que el autócrata no era amigo de las sorpresas. Ser sorprendido o conmocionado, probablemente, desencadenaba en él un temor a perder el control y el protagonismo. Aunque, paradójicamente, también podría haber temido el protagonismo, ya que esto podría haber despertado en él sentimientos de estar demasiado expuesto y de ser un blanco fácil. Como paliativo, parece haber buscado el alivio ininterrumpido y la descarga a través del movimiento de avance rápido para escapar de un estado de ansiedad crónica, que tenía sus raíces en su propia lucha interior con lo Femenino y los inmensos poderes de la Madre del Agua, los cuales temía en secreto. Estos son algunos de los marcadores de un liderazgo deficiente, y el escenario de elecciones aún más desafortunadas, que parecen haber cambiado tan poco a lo largo de los siglos.

La investigación neurocientífica evidencia que los seres humanos experimentan tanto el dolor físico como el dolor social en las mismas partes del cerebro. La exposición potencial, la vulnerabilidad, a cualquiera de los dos tipos de dolor desencadena la emoción del miedo. Si añadimos esto al hecho de que la función arquetípica del Ascendente es adaptativa a las demandas percibidas del entorno, vemos que se trata de alguien cuyos contextos vitales reproducían situaciones que provocaban sistemáticamente emociones y sentimientos cataclísmicos, que emergían en busca de integración y sanación... Sin embargo, siempre estaba en modo DC, es decir, carecía de receptividad para reconocer y tratar las complejidades de su propio sistema emocional y, por lo tanto, la impaciencia, la frustración y la frialdad hacia sus semejantes no hacían más que aumentar.

Pero, aunque los subidones de adrenalina eran una fuente de desequilibrio y sumían a su entorno en el terror, estos subidones parecen haberse convertido en el antídoto contra la ansiedad desencadenada por la perspectiva de caer en la irrelevancia y, finalmente, tener que enfrentarse al abismo. Este abismo, que podría haber equiparado a nivel racional con caer en un vacío de "poder", era en realidad el miedo a adentrarse en las desconocidas profundidades oceánicas de su propia psique. Hasta tal punto que "el caos en las calles" que se combatía con creciente ferocidad, bien podría verse como un reflejo colectivo del estado interno de quien acabaría nombrándose a sí mismo cabeza de la iglesia, para satisfacer el anhelo de la divinidad a través de su propia persona.

Entonces, ¿podría algo haber ayudado a modular y apaciguar este inhóspito paisaje interior constantemente alarmado por emociones de fuego rápido, que parecen haberse vuelto una adicción en sí mismas? ¿Podría algo haber ayudado a evitar que el dolor de un instinto que se enterraba cada vez más bajo la pesadez de una necesidad tan desesperada de certeza y control, se alimentara hasta alcanzar proporciones tan monstruosas?

Para empezar, parece que optar por no seguir consejos desalmados, crueles e interesados podría haber ayudado. Sin embargo, eso parece difícilmente posible, ya que el anhelo de los Tudor por el jardín del Edén parece haber adquirido proporciones tan abisales, que los consejeros de quienes se rodeó sólo reflejaban su propia identificación inconsciente con los aspectos más oscuros de Neptuno, que no eran tan espirituales.

Y, como se dice, "el resto es historia", una historia que, como dice otro refrán, tiende a repetirse.

El hecho de que Neptuno también se asocia arquetípicamente con la crueldad, y no sólo con la empatía y la compasión por las que es más conocido, puede resultar chocante para muchos. De hecho, aceptar tal ambigüedad puede poner a la mayoría de nosotros en el aprieto de tener que renunciar a nuestra idealización de este principio planetario como la deidad bondadosa, creativa y otorgadora de amor, que nos llevará de vuelta al paraíso, donde todo irá bien y, con suerte, nos salvaremos de las garras de aquellos dioses menos populares, con peor prensa y reputación. Además, la compasión de Neptuno no conoce excepciones ni exenciones. De hecho, es una compasión por todo lo que vive, tanto si gusta, como si disgusta. Y ese tipo de neutralidad es a menudo difícilmente negociable para nuestros egos...

En cualquier caso, en este momento de nuestra evolución humana, estamos más capacitados para desarrollar una perspectiva, más integradora, de 360 grados: ver las cosas globalmente, desde el punto de vista del núcleo del horóscopo, donde converge todo lo espiritual y lo material. Desde el corazón de nuestras cartas, donde se trascienden el tiempo y el espacio, se nos infunde la gracia de percibir las formas místicas en que se difuminan los límites entre víctima y victimario. Entonces, la proyección que unos hacían sobre otros pierde gran parte de su peso y densidad, y nos damos cuenta de que la vida humana es, esencialmente, una sala de espejos.

Desde ese punto mágico, también es más probable que el miedo al dolor y a ser vulnerable, que recuerda a la monstruosa serpiente de agua que busca culpables, pierda gran parte de su impulso y magnetismo. Por lo tanto, se abre el espacio para esa tan necesaria alternancia, renovadora y sanadora.

Y el escenario presentado por Neptuno para hacer realidad este ideal es el signo iniciático de Aries. Esa puede ser la causa de que muchos de nosotros nos sintamos tan emocionados, como si contempláramos el espectáculo de un bebé coronando.

Sin embargo, parece que antes de que ese "sueño" pueda materializarse, tendremos que enfrentarnos al reto de luchar con el monstruo del abismo. A grandes rasgos, esto significa que, con Neptuno en retrogresión en Piscis en los próximos meses, es probable que la tentación de caer en las garras de nuestras ansias más profundamente infantiles y narcisistas, junto con el anhelo colectivo de ser salvados a toda costa de las presiones menos estéticas, más feas e incómodas, de la vida se vuelvan más poderosas que nunca...

Neptuno en Aries

Re-inventar Aries como vía para esquivar nociones altamente manipulativas del infierno

Parece existir una necesidad urgente de reinventar Aries. Recordemos, pues, que este signo zodiacal positivo y masculino tiene una doble polaridad en sí mismo, como todo arquetipo o entidad cósmica lo tiene. Y si bien este polo negativo femenino es menos evidente o dominante, lo cierto es que está ahí, como el disco germinal de un huevo.

Dado que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a proyectar este lado femenino receptivo sobre Venus y sus dominios, esta noción puede sonar bastante desafiante al principio. Pero si sigues leyendo, verás que la cuestión se explica por sí misma. Permíteme compartir brevemente mi visión personal de Aries, signo de mi propio Ascendente.

Aries es arquetípicamente la etapa primordial en la progresión secuencial general de nuestro viaje heroico de supervivencia y autorrealización. Simboliza el momento en que, como infantes y en un estado de total dependencia y fragilidad, recibimos nuestro primer aliento y somos recibidos por el plano terrestre, que yace bajo el manto protector de los cielos. También nos reciben aquellos que, con suerte, cuidarán de nosotros hasta que alcancemos un cierto grado de autonomía.

Para emprender esta búsqueda rebosante de riesgos y desafíos, necesitamos preservar nuestra receptividad esencial y, así, nutrirnos y reponernos. Entonces, podremos alternar entre este polo y esa faceta proactiva, autoafirmativa y más visible de Aries y de la Casa 1. En condiciones ideales, esta alternancia instintiva nos sería transmitida por nuestro primer entorno como el patrón modelo de un equilibrio incipiente, que podríamos cultivar con el tiempo a través del desarrollo de nuestra intuición, que es básicamente una combinación de los 4 Elementos. Entonces, nos resultaría más natural sintonizar con la idiosincrasia de nuestro propio viaje heroico personal, lo que nos proporcionaría un sentido más claro y vívido de nuestras necesidades, deseos y objetivos personales. Así, podríamos expresarlos a través de nuestros propios modos personales, en lugar de someternos en piloto automático a los dictados del colectivo.

Sin embargo, no muchos de nosotros tenemos la suerte de nacer en contextos vitales donde la intuición pueda convivir con el peso y la urgencia de las consideraciones materiales. La mayoría de nosotros llegamos a entornos en los que la previsibilidad y los impulsos de supervivencia impuestos prevalecen sobre los valores y objetivos individuales. Y ese impulso condicionado por el afán de seguridad a menudo suprime el espíritu creativo e inventivo de nuestro viaje heroico, disuadiéndonos de escuchar la sutil voz de nuestro corazón y de tomar esos caminos menos transitados, que nos permitirían formular objetivos, que estén realmente alineados con nuestras propias necesidades y deseos individuales.

Esta inercia grupal no es en absoluto baladí y, como sucede con la cualidad inherentemente receptiva y alternante (modo AC) de Aries por la que abogo, la mayoría de las veces se pasa por alto. Sin embargo, la apertura de ese espacio sagrado parece ser una necesidad ahora, para que podamos sintonizar con lo que yace en ese reino inefable - la fuente de la vida de la que todos venimos y a la que seremos convocados de nuevo. En efecto, cuando se pierde o se olvida la conexión con esta fuente, se prepara el terreno para nuevos mártires y somos más propensos a caer víctimas de la manipulación ininterrumpida de quienes, bajo el hechizo de sus propias ilusiones de poder, explotan nociones interesadas de cielo e infierno como medio para controlar y someter a los pueblos.

En nuestra era de tecnofeudalismo parecemos tan evolucionados en muchos aspectos, mientras que el área cocodrilo de nuestro cerebro humano parece haber permanecido bastante intacta. De hecho, la evidencia muestra que estamos peligrosamente desajustados, un desequilibrio sobre el que Neptuno probablemente llamará nuestra atención a través de caballos desbocados particularmente salvajes, y no sólo en términos de terremotos y maremotos.

El pensamiento y el sentimiento, la palabra y el silencio, la mente y el corazón, lo masculino y lo femenino deben reencontrarse en cada uno de nosotros. Y podemos hacerlo estando presentes y aplicando una compasión sincera, en lugar de verter oportunistas lágrimas de cocodrilo. Aceptar y poseer la vulnerabilidad para desarrollar una compasión genuina convirtiéndonos en receptores y conductores de esa corriente cósmica invisible, que nutre y reabastece nuestra alma, es el milagro que necesitamos para calmar los impulsos devoradores de nuestra personalidad en su desesperada necesidad de certezas.


Carta natal de Mozart
Fuente de dados: Astrodatabank Wolfgang Amadeus Mozart
Fuente de imagen: Johann Nepomuk della Croce, dominio público, vía Wikimedia Commons

Concluyo con una invitación a dejarnos fluir y reconectar con el misterioso pulso del cosmos. Un simple vistazo a la carta de uno de esos genios con un poderoso Neptuno, parece traer a nuestros oídos sonidos órficos, en lugar de las mundanas cacofonías predecibles.

En este caso, Neptuno en Leo está ricamente aspectado tanto a través de la oposición Saturno-Sol-Mercurio, como del ardiente trígono a la inusitada fertilidad de la conjunción Luna-Plutón en Sagitario. El Sol está sólidamente escoltado en su propia Casa de la expresión creativa, y por tanto puede mediar con las profundidades oceánicas de Neptuno a través de la formulación de metas y el desarrollo de valores individuales propios, a los que permanece fiel contra viento y marea. Y un músico místico herido y vulnerable, que era esta luminaria...

No cabe duda de que el don insondable de Mozart le permitía sintonizar con algo parecido al fuego prometeico procedente de las profundidades del océano, un lugar imaginal que, como el corazón del cosmos, no podemos localizar, conocer ni nombrar. Sólo podemos, de vez en cuando, sintonizar y volver a conectar con la fuente de toda vida en virtud de su flujo mágico.

Sobre la autora:
Rosana Cueto MerayoRosana Cueto Merayo es una astróloga profesional que vive actualmente en España, donde ejerce como Coach Intuitivo y Estratega de Vida. Licenciada en Filología Anglo-germánica por la Universitat de Barcelona, España, estudió en la Faculty of Astrological Studies de Londres y ha seguido enriqueciendo su formación continua mediante varios enfoques alternativos en espiritualidad, lo cual incluye los diferentes lenguajes oraculares que usa de manera inimitable para interpretar los ciclos de tiempo. Es también la traductora al español del Horóscopo Personal de Eclipses de Bernadette Brady en Astro.com.
C. G.Jung, Caroline Myss y Liz Greene son los principales pilares de su coaching intuitivo y práctica astrológica. Rosana es la creadora del método multidimendional de análisis en astrología “Tu MetaCarta Astral”, distintivo tanto de sus sesiones live como de sus informes astrológicos informatizados. Es autora de las novelas Las Intermitencias del Amor, y El Fan Íntimo. Y de tres libros de no ficción, dos de ellos ya traducidos al inglés: Relaciones Kármicas, Tus Citas con el Cosmos en 2024/ Your Appointments with the Cosmos in 2024, y La Fortuna en tu Horóscopo/ The Part of Fortune in you Horoscope.
Su sitio web es https://astroarquetipicaholografica.com/

© Rosana Cueto Merayo 2025

Posiciones actuales de los planetas
28-Abr-2025, 02:39 TU/GMT
Sol84'13"14n12
Luna1219' 2"19n03
Mercurio1143'59"2n01
Venus2837'57"0n55
Marte416'53"21n11
Júpiter2047'42"22n53
Saturno2733' 7"2s48
Urano269'16"19n05
Neptuno10'19"0s46
Plutón348'30"22s44
Nodo real2646'37"r1s17
Quirón2354'16"9n58
Explicaciones de los símbolos
Carta del momento