Danza y Astrología

por Carolina de Pedro

Dance and AstrologyAunque la danza y la astrología parecen disciplinas muy distintas, ambas nos invitan a conocernos mejor, a explorar nuestra vida tanto por dentro como por fuera. Nos ayudan a romper límites y a conectar con algo más grande que nosotros mismos.

La danza no es solo movimiento; es una forma de expresión que ha acompañado a la humanidad desde tiempos ancestrales. Muchas culturas la han utilizado para comunicarse con lo sagrado, con el universo, para canalizar fuerzas invisibles y darles forma a través del cuerpo.

La astrología, por su parte, nos habla en otro lenguaje: el de los astros y sus ciclos. Nos ayuda a entender patrones, a darle sentido a ciertos momentos de la vida y a acompañar nuestro propio proceso de crecimiento. Ambas, de distintas maneras, nos invitan a explorar quiénes somos y a expresar nuestra esencia de una forma más auténtica.

Estas dos disciplinas se convierten en una poderosa herramienta para explorar la conexión con el mundo que nos rodea y trasciende. Aprenderlas no es sencillo; se necesita un interés genuino, compromiso y un análisis profundo para entender su jerga y emplearlas adecuadamente. Ambas nos brindan la posibilidad de explorar nuestro ser más íntimo y evolucionar a nivel personal.

El baile es, sin duda, la forma en que el cuerpo se expresa. Cada movimiento y acción se siente como una chispa que transforma nuestra vitalidad en una expresión de creatividad genuina. ¿Qué nos impulsa a bailar? Al observar nuestro horóscopo (esto puede sorprender), descubrimos el enigma que nos guía. La carta natal revela secretos y la manera en que mostramos nuestra creatividad a través del baile.

Dancer

En la astrología, Neptuno y Piscis se relacionan con el don de la danza. Siempre han estado vinculados (sin excepción) a la creatividad artística, los movimientos elegantes y la fluidez que son esenciales en el baile. Los planetas Neptuno, Piscis y la posición en la casa 12 nos guían hacia la expresión musical, arraigada en lo más íntimo de nuestro ser, transformándonos en un bailarín encantador y elegante cuyos movimientos sincronizados hipnotizan con cada emoción.

Por la colaboración de estos gigantes el cuerpo se mueve de manera instintiva, como si brotara de una fuente de melodías y sentimientos. Tanto Neptuno como Piscis nos brindan la habilidad de transmitir sentimientos; fascinando a quienes nos miran con nuestro arte. Este permite interpretar y exhibir la música y el movimiento de forma extraordinaria, aunque por sobre otros iniciadores del zodiaco.

Escorpio y Piscis (ambos) destacan por su encanto y sabiduría innata, además de su habilidad y soltura para dejarse llevar por música. Al entregarse a danza, logran crear movimientos originales que provocan una sensación mística. Es correcto notar que no existe signo o planeta que tenga efecto directo en crecimiento de capacidades para ser bailarín experto. Todas las personas, sin importar signos astrológicos, tienen posibilidad de volverse profesionales en baile con práctica y compromiso.

Saturno, Venus y la formación de un bailarín

La presencia y estructura de estos planetas es fundamental en estudio de Danza Clásica. Asociado con fuerza de voluntad, deber, cuidado y tenacidad, Saturno también se asocia con crecimiento personal, porque logra perfección, supera obstáculos y evaluarse a sí mismo críticamente. Aunque en ballet clásico, Saturno muestra una gracia y equilibrio en su forma; donde cada parte del cuerpo se coloca en lugar correcto y se desplaza con exactitud detallada: controla minuciosamente cada movimiento, convirtiéndolo en presentación sin igual y perfectamente ejecutada.

Su unión con Venus aporta una elegancia, gracia y belleza indispensables para todo bailarín; esto eleva la precisión y la actuación perfecta a un equilibrio sin igual. No solo se encuentra esta similitud entre el ballet y Saturno en la apariencia visual, sino también en su proceso de gestación. Así como los bailarines dedican muchos años y horas a practicar para mejorar su arte, Saturno ha pasado millones de años formando y desarrollando su estructura. Ambos demuestran la dedicación y amor necesarios para sobresalir en sus disciplinas únicas. Sin embargo, aunque hay diferencias, los paralelismos son evidentes.

Saturno, como el maestro en el arte de crecer internamente, también asume la responsabilidad de guiar la formación de un bailarín de ballet clásico hasta que logre su plenitud: un recorrido que abarca entre 8 y 10 años, repleto de significado en la vida de una persona. La danza clásica, sin embargo, comienza a estudiarse desde la infancia (usualmente entre los 6 y 7 años) y culmina con una formación profesional completa después de casi una década dedicada a este arte exquisito; esto es, porque es un compromiso que requiere disciplina y pasión. Aunque el inicio puede ser temprano, el viaje hasta la maestría está lleno de desafíos y recompensas.

Saturno es el encargado de la dedicación, la abnegación, el sacrificio y la pasión que son necesarios para lograr la excelencia en su respectivo ámbito. De esta manera, la danza clásica y Saturno están conectados de una forma única, donde la belleza y la disciplina se entrelazan, produciendo los mejores resultados: la excelencia.

Así, se revela ante nuestros ojos que Saturno no se limita a ser un mero espectador del ballet; sin embargo, encarna la esencia misma de la madurez interna de cada ser humano, llevando consigo la gran responsabilidad de construir una carrera artística que perdure en el tiempo. Porque Saturno se convierte en el leal consejero de cada bailarín, guiándolo en su camino hacia la perfección y proporcionándole la disciplina necesaria para alcanzar metas que parecen inalcanzables.

Dancer

Todos conocemos la naturaleza cíclica y recurrente de Saturno, planeta que encarna nuestras transformaciones internas y visibles más significativas. De este ciclo surge un acontecimiento profundo que ocurre cada 7 años: conexión entre esta deidad y nuestro propio Saturno natal. Para lograr la magia de la conexión con uno mismo, Saturno danza alrededor del Sol durante aproximadamente 29 años. Este temido planeta lleva consigo un ciclo lento y sereno, tejiendo conexiones planetarias cada siete años. Durante estos intervalos, se forjan acontecimientos que dejan una marca indeleble en nuestras vidas: entrar a la escuela primaria a los siete años, transitar la compleja adolescencia a los catorce; el número siete resuena en el ritmo distintivo de Saturno, otorgando una poderosa brújula en la danza celestial de nuestras vidas. En el exigente mundo del ballet clásico, la semilla de un bailarín profesional florece entre los 6 y 7 años y crece con gracia y perfección hasta alcanzar su máximo esplendor a los deslumbrantes 14 y 15 años. Sin embargo, este viaje no está exento de desafíos, porque el camino hacia la maestría requiere dedicación y resiliencia.

Los capricornianos, hijos directos de Saturno, dedican su tiempo a dominar la danza, perfeccionando cada técnica con rigor. Su estilo es sofisticado; sin embargo, permanece controlado, con una intensidad que reside en su interior. Aportan estructura y precisión, incluso a los movimientos más libres dentro del arte de la danza clásica. Es muy importante reconocer que Saturno, actúa como un mentor implacable pero sabio que nos guía hacia el valor de la disciplina y el arduo trabajo. Este poderoso progenitor astral tiene el potencial de abarcar diversos aspectos de nuestra existencia, alentando el crecimiento personal y allanando el camino hacia una metamorfosis profunda. Desde una perspectiva artística, es un factor de gran relevancia y merece ser considerado, porque su influencia es innegable.

Marte y Venus

Marte personifica el vigor, la fuerza, la intensidad y la vitalidad del cuerpo; encarna el movimiento en todas sus manifestaciones, así como la energía pura que nos impulsa hacia adelante. Es el motor de la acción, la agresividad y la competencia atlética. Aunque estas cualidades son variadas, todas reflejan el dinamismo que significa Marte, porque están impulsadas por esa misma energía pura.

Marte nos inspira a tomar la iniciativa y a ser individuos proactivos, evitando la indecisión y la contemplación excesiva. Se identifica no solo con el bailarín, sino también con todas aquellas profesiones que requieren un uso esencial del cuerpo. No obstante, también puede ser vinculado con la rudeza y ciertas actitudes ásperas y toscas. Aunque el arte del baile se eleva como una forma de expresión personal, también actúa como un bálsamo que alivia y libera el estrés y la agresividad en una explosión de movimientos.

Marte, junto con el enérgico signo zodiacal Aries y su casa asociada, que es la primera casa, desempeña un papel crucial en la determinación del potencial de alguien para convertirse en un virtuoso bailarín. Su posición en la carta natal nos revela qué tipo de bailarín podría llegar a ser esa persona, porque esto es fundamental para entender su desarrollo, caudal y proyección artística.

Marte junto a Saturno puede brindar la energía necesaria para enfrentar los desafíos tanto físicos como mentales en la formación de un bailarín. En el ballet, y en la danza en general, la flexibilidad es fundamental, y sólo puede ser alcanzada a través de un arduo entrenamiento. De hecho, se puede decir que Neptuno y Marte serán los responsables de estas cualidades.  

Los aspectos de Marte en Piscis, especialmente cuando están bien configurados con Neptuno, son una clave altamente positiva y estéticamente resplandeciente. Sin embargo, un aspecto favorable entre Marte, Mercurio y Neptuno añade una chispa mentalmente estimulante para la coreografía.

Otro de los patrones astrológicos más positivos que encontramos en las cartas de bailarines célebres es la notable influencia de Venus. Las personas favorecidas por Venus poseen el talento de cautivar con movimientos suaves que asombran, porque Venus encarna la belleza, la gracia y la elegancia. Aunque Marte exhibe una presencia poderosa y una fuerza física, ellos dos juntos resaltan la complejidad del arte de bailar.

Venus otorga el don de cautivar, seducir y deleitar a través de su danza armoniosa, ya que encarna la esencia de la belleza, la gracia y la sofisticación. Es ideal para la danza, independientemente de si la realizan hombres o mujeres.

Sus encantos impregnan una trayectoria profesional con aplausos y econocimiento, particularmente cuando se posiciona de manera prominente, ya sea aspectada armoniosamente en el Ascendente o en el Medio Cielo, o incluso en conjunción con este último.

Además, si el Sol reside en signos regidos por Venus o en aquellos donde Venus está exaltada, o si está situado en el Medio Cielo y la quinta casa, esto intensificará aún más el éxito de una carrera artística de ese tipo. Aunque muchos se esfuerzan por este reconocimiento, lograrlo a menudo requiere una combinación de habilidad y oportunidad.

Mercurio, Virgo, Géminis y la tercera casa

Dancer

Son los custodios de la magia que fluye a través de nuestras manos y brazos, despertando nuestra expresividad y permitiéndonos contar historias con cada movimiento. Es fundamental tener en cuenta las posiciones de Mercurio (que encarna las manos y los brazos), Géminis y el signo de Virgo, junto con la tercera casa, porque éstas describirán con mayor precisión nuestros gestos y brazos mientras bailamos. Es bien sabido que en la danza, los brazos expresan y comunican, al igual que las manos hablan. Cuando Mercurio se posiciona en Géminis, nuestras manos y brazos adquieren una elegante agilidad y versatilidad; así, se convierten en instrumentos de comunicación fluida, trazando líneas sutiles y expresando ideas a través del lenguaje de la danza. Sin embargo, esta posición es especialmente adecuada para la danza española o el flamenco.

Cuando Mercurio establece un vínculo con el perfeccionista signo de Virgo, nuestros brazos se imbuye(n) con una meticulosidad impresionante. Los movimientos, sin embargo, se transforman en acciones nítidas y definidas, lo que revela una atención extraordinaria hacia cada detalle, ideal para comunicar un mensaje sumamente específico. Esto fusiona la danza con la lógica y la organización. Tal es el caso de la Danza Kathak, la danza de la India, en la cual los bailarines se expresan a través de gestos con las manos (mudras).

Con respecto a la tercera casa, que simboliza la comunicación y los intercambios, su influencia realza nuestros gestos, permitiéndonos conectarnos con el público y transmitir emociones con mayor intensidad. Cuando Mercurio y la tercera casa se unen en armonía, nuestras coreografías cobran vida gracias a una fluidez comunicativa que cautiva y emociona a quienes tienen el privilegio de presenciarlas. Este es un aspecto ideal para los bailarines que tiran de ellos para crear expresiones faciales y gestos elegantes que dan vida a la música y la danza, como en la danza clásica de la India. En esta maravillosa clase de danza, las miradas se convierten en comunicadores, y los movimientos de la cara son cautivantes arreglos coreográficos. El cuerpo se transforma en un arte que transmite diálogos divinos, mientras que los pies danzan al ritmo de la música.

Ira, sorpresa, felicidad, dolor, devoción, confusión... A través de un abanico de expresiones faciales y gestos de manos, el bailarín interpreta una melodía: crea una poesía cinética en movimiento, evocando sentimientos en el público para provocar una experiencia emocional intensa. La comunicación no verbal, sin embargo, se convierte en el mensajero elegido por los dioses del arte, porque este tipo de expresión puede resonar profundamente. Aunque a veces resulta difícil de comprender, la danza logra transmitir emociones complejas.

Signos y Casas

Los signos de agua, tales como Piscis y Escorpio, fluyen con una musicalidad inigualable y un sentimiento profundo. Sin embargo, los signos de aire, como Acuario y Libra, observan la danza con una elegancia fría y una determinación rítmica. Por otro lado, los signos de fuego, como Leo, Aries y Sagitario, irradian y expanden un estilo enérgico y dramático que los distingue en cualquier escenario.

Con respecto a las casas, cuando consideramos la quinta casa, que está relacionada con la creatividad y la autoexpresión, se vuelve relevante para las habilidades dancísticas. Esta casa proporciona a los bailarines, así como a los artistas en general, una ventaja significativa; es una amplia puerta abierta hacia la expresión, aunque la práctica sigue siendo fundamental porque es esencial para el desarrollo.

Los encantos de Venus impregnan una trayectoria profesional que se eleva con aplausos y reconocimientos; especialmente, esto es cierto cuando Venus se halla en una posición prominente, armoniosamente aspectada en el Ascendente o en el Medio Cielo, o incluso en conjunción con este último. Sin embargo, si el Sol se ubica en signos gobernados por Venus o en aquellos en los que Venus se encuentra exaltada, o si se sitúa en el Medio Cielo y en la quinta casa, el éxito de esta carrera artística se intensificará aún más.

Cuando el Sol se posiciona en el punto más alto del cielo, el Medio Cielo, su luz ilumina la personalidad con un brillante esplendor y potente encanto. Pero, si la Luna, que actúa como el sello distintivo de la fama y la creatividad, se encuentra en una posición de prominencia y sus influencias se combinan armoniosamente, esto trae consigo una influencia positiva en las relaciones y en la expresión artística. Y, si la Luna se junta con el punto más alto del cielo, la fama y el carisma del artista resaltan aún más en todo su esplendor.

Los elementos de astrología y su relación con la danza

Dance and Astrology

La astrología también asigna elementos a cada signo del zodiaco: fuego, tierra, aire y agua. Cada uno de estos elementos representa una faceta única de nuestra personalidad y procesos creativos. Al entender la energía elemental del signo, podremos evaluar cuáles apoyan las actividades artísticas.

Por ejemplo, los signos de fuego (Aries, Leo, Sagitario) son reconocidos por su pasión, creatividad y determinación. Sin embargo, sus emociones ardientes amplifican estas características e inspiran tus esfuerzos artísticos.

Los signos de tierra (Tauro, Virgo, Capricornio) son individuos pragmáticos y con los pies en la tierra. Son expertos en planificación y organización, pero a veces tienen dificultades para aprovechar su creatividad, aunque pueden proporcionar el impulso creativo y la disciplina que necesitan porque siguen conectados con su naturaleza terrenal.

Los signos de aire (Géminis, Libra, Acuario) se destacan por su intelecto y su capacidad de pensamiento rápido. Las innovaciones y creaciones vanguardistas pueden resultar beneficiosas para potenciar su mente analítica y fomentar ideas innovadoras.

Los signos de agua (Cáncer, Escorpio, Piscis) son auténticos maestros de la intuición y la sensibilidad. Su arte es alimentado por la corriente de sus emociones; al fluir con una elegancia única. La magia de la música potencia su espíritu creativo, y canaliza su expresión hacia dimensiones insospechadas. Sin embargo, este proceso puede ser complicado, porque requiere una profunda conexión con lo interno. Aunque a menudo se enfrentan a desafíos, su capacidad para navegar por estas aguas les permite descubrir nuevas formas de expresión.

Cinco bailarines famosos de la historia y algunos aspectos de sus cartas natales

Mikhail Baryshnikov (1948-) se distingue por una cautivadora amalgama de Mercurio y Neptuno en su carta astral, lo que le otorga una apariencia suave y encantadora, muy similar a la del pisciano Rudolph Nureyev (1938-1993).

Sylvie Guillem (1965-), posee Mercurio en Piscis, lo que también le otorga un matiz de influencia Mercurio-Neptuno en su personalidad y habilidades artísticas.

Olga Spessivtseva (1895-1991) exhibió una presencia intrigante con la Luna, Plutón y Neptuno en Géminis. Para aquellos que no la conocen, Sergei Diaghilev (1972-1929) la consideraba una bailarina de habilidad superior, incluso más que Anna Pavlova. Durante un ensayo, su talento conmovió hasta las lágrimas a todos los demás bailarines en la sala, lo que subrayó sus notables habilidades.

Vaslav Nijinsky (1889-1950) ejemplificó una notable sensibilidad e intensidad emocional a través de su dominio de los signos de agua. Sus posiciones de la Luna, el Sol y Mercurio en Piscis, junto con su Ascendente en Escorpio y una marcada influencia de Venus en Acuario, dieron como resultado un Júpiter bien aspectado en el Medio Cielo. Esto lo transformó en el verdadero "Dios de la Danza". Era un bailarín que poseía una conexión única con el reino de las emociones y la expresión artística más profunda. Sin embargo, esta conexión no estuvo exenta de desafíos; aunque prosperó en su arte, las complejidades de su mundo emocional complicaron y arruinaron su vida.

Para finalizar

La danza y la astrología se encuentran en un punto de unión fascinante, en el que ambos buscan descifrar la esencia del movimiento y la energía. En el ámbito de la danza, el cuerpo se convierte en una herramienta para sintonizarse con las vibraciones cósmicas, lo que permite que la armonía entre el ser humano y el universo se exprese de manera sublime.

Algunas formas de danza contemporánea y terapias de movimiento, sin embargo, incorporan elementos astrológicos, sugiriendo que bailar bajo ciertas fases lunares o alineaciones planetarias puede potenciar la conexión espiritual y el bienestar.

Tanto el arte del movimiento como la astrología nos convocan a desvelar y festejar ese enlace inalienable entre el individuo y el universo. Esto nos insta a despertar nuestra conciencia respecto a nuestra propia existencia y al entorno que nos rodea. Aunque ambas disciplinas ofrecen herramientas valiosas, nos brindan una manera de armonizar nuestra energía y encontrar esa conexión fundamental con el insondable cosmos.

Fuentes de imágenes:
Collages de danza y astrología: ambas imágenes facilitadas por la autora
Bailarina - Neptuno: Ahmad Odeh, Unsplash
Bailarina - Saturno: Patrick Kool, Unsplash
Bailarina - Mercurio: Morgan Petroski, Unsplash

Posiciones actuales de los planetas
28-Abr-2025, 02:40 TU/GMT
Sol84'16"14n12
Luna1219'41"19n03
Mercurio1144' 2"2n01
Venus2837'59"0n55
Marte416'54"21n11
Júpiter2047'43"22n53
Saturno2733' 7"2s48
Urano269'17"19n05
Neptuno10'19"0s46
Plutón348'30"22s44
Nodo real2646'37"r1s17
Quirón2354'16"9n58
Explicaciones de los símbolos
Carta del momento